
“La Luz” es el nombre de uno de los primeros barrios donde hemos vivido. Alquilábamos una habitación horrible por casi 350 euros, pero conseguir algo más barato en Málaga era imposible.
Debajo del edificio, había un bar. La típica cafetería de barrio, donde se ponen copas y desayunos casi por igual y a las mismas horas. Hablando con el camarero me comenta que la dueña buscaba un extra, que cubriría los horarios de 10 a 15 y de 19 a 23. Acepté sin dudar.
Fue la única vez en mi vida que no llegué a completar un turno entero.
La señora hablaba más o menos español, pero entre gritos me obligaba a entenderle. Me llamó idiota porque le comenté que una mesa (mi primer mesa) me pidió un sombra y un pitufo misto y yo no sabía que era lo que me estaban pidiendo. En su defensa debo decir que justo me había tocado un cliente que hablaba muy rápido, y luego de haberle preguntado dos veces “¿qué?” decidí repetirle textual lo que me habían pedido.
Mi defensa poco importaba; me tocaba jugar de visitante, y aunque no eran las formas me callé la boca, y entendí que pitufo era algo más que un duende azul o un policía (como se le puede llamar en argentina) y que misto era mixto, y mixto era jamón y queso. Mucho tiempo después descubrí que también se le dice bikini, pero ese ya es con pan de molde y no pitufo.

Volviendo a la rumana, se reía de mí cuando veía que no entendía lo que me pedían, y se reía con un poco de crueldad. Y justo en mi primer día, en un trabajo donde no estaba regulado, ¡me gritó que me esconda! que estaba entrando migraciones por la puerta. Y yo salté detrás de la barra, escondiéndome detrás de una de las puertas del mostrador. Pero no, no era migraciones… era el proveedor de Cruzcampo con una carpeta en mano para anotar el pedido.
En ese momento me fui. Parte por haberme dado cuenta que estaba trabajando para una señora un tanto cruel, parte por descubrir que trabajábamos con Cruzcampo como cerveza de tirada.
Le agradecí al camarero por haberme dado la posibilidad y a la vieja le pedí que se meta el dinero donde no le dé el sol.
No fue un gran comienzo laboral. Pero sólo fue un día de trabajo dentro de 5 años cotizados.
Después llegó el chiringuito de la Malagueta.