A menudo, casi todos nosotros, tenemos la mala suerte de tener que coincidir con gente que realmente no pertenece a nuestro gremio.
Esto realmente no es tan malo, lo realmente perjudicial viene después, cuando estas personas consiguen unos méritos laborales que no deberían, solo por factores externos al mismo.
En mi caso, me he encontrado muchísima gente que maneja altos cargos sin haberse formado académicamente, sin tener un bagaje notorio en hostelería (entiéndase “notorio” como en grandes empresas o con cierto prestigio), sin tener idiomas, conocimientos de ofimática, etc.
Entonces, la pregunta es:
¿Cómo llegan a estos puestos?
La respuesta la sabemos todos, no hace falta ni decirlo, pero esto solo acarrea problemas para quien de verdad vive su profesión, se forma, se esfuerza cada día por mejorar y aprender, pero no puede ascender porque el ascenso muchas veces no es meritorio por el trabajo, esfuerzo o sacrifico, sino ese ascenso es escogido a dedo y lo desempeña la persona equivocada.
Todo lo anteriormente citado genera desmotivación, desgana y que el trabajador correcto cambie de empresa, con todo lo que esto conlleva, como perder a profesionales de verdad, tener nuevos costes de contratación, de formación y sobre todo, obtener un equipo de trabajo que solo actúan como borregos, por miedo a perder su puesto laboral y porque se dan cuenta que formarse y esforzarse, la mayoría de las veces, no tiene recompensa.
POR EMILIO TORRUSKO